Un pulso a la vida

Existe un dicho Tibetano que dice que la tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza , no importa la  clase de dificultades con la que nos encontremos, lo dolorosa que sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza, ese es el desastre real. 

Y me aferro a estas palabras para poder sobrellevar que al mismo tiempo que mi madre se tiene que enfrentar a una dura enfermedad yo he decidido enfrentarme a mi tercera IA. Llevo días dándole vueltas y vueltas, sintiéndome culpable por ser hija y por querer ser madre, por no poder calmar sus miedos y por sentirme egoísta al querer que algún día conozca a su niet@.  

Y en un arrebato de rabia he decidido que voy a echarle un pulso a la vida porque estoy cansada de que me manipule sin más, de que ponga obstáculos, de dejar que el tiempo lo solucione todo. Ahora soy yo la que la reto, la que quiere llevar las riendas sin temor a lo que pueda suceder mañana. 

Hoy comienzo con los pinchazos más decidida que nunca y con la esperanza de que den su fruto, de que generen vida. Una vida que pueda compartir con ella.